Premio Nacional de Urbanismo, 1981
El Pazo de Oca tiene un especial significado arquitectónico más que por sus construcciones en sí, por la capacidad que estas tienen de generar un espacio urbano en el medio rural y especialmente por su jardín umbrío, con grandes piedras tapizadas de musgo, árboles y prados, paradigma de la relación que se establece en nuestra tierra entre la arquitectura y la naturaleza.
Oca es el Generalife del norte. La sensibilidad con que están tratados el agua y todos sus elementos eleva a este conjunto a la categoría de un verdadero monumento no sólo en el marco del país gallego, sino también de toda España ya que es uno de los más antiguos y mejor conservados de los innumerables jardines de los pazos y conventos de Galicia, por desgracia en su mayoría perdidos debido a su estado de abandono o adulteración por reformas inadecuadas e indocumentadas.